Pare y siga. Doble a la derecha. Ceda el paso. Curva a la derecha y a la izquierda. Obras en la vía. Descenso peligroso. Taller. Hospital. Semáforo... Son muchas las señales de tránsito que vemos todos los días en las calles y carreteras de nuestro país, y que tienen como función prevenirnos sobre la existencia de un peligro y de su naturaleza. Además, reglamentan las restricciones y prohibiciones del uso de las vías públicas y privadas del país, nos informan acerca de las facilidades que podemos encontrar en una vía y lo que debemos saber de un nuevo destino que visitamos.
¿Te imaginas una ciudad sin señales de tránsito? Sería un caos. Nadie sabría a dónde ir, ni por dónde pasar, cuándo parar, cuándo seguir o cuándo ceder el paso. Es por ello que esas señales, silenciosas, son fundamentales a la hora de conducir un vehículo.
Pero no siempre fueron tan importantes. En 1949 se habló por primera vez de unificar las señales de tránsito en todos los países del mundo, pues cada uno señalizaba las calles a su manera. En Suiza, los miembros de la ONU acordaron una serie de códigos que se entenderían en cualquier país, y de esta manera evitar confusiones que pudiesen generar accidentes de tránsito. A Colombia, la aplicación de estas normas comenzó en 1982 pero se estableció definitivamente en 1987, cuando el Gobierno adoptó el código interamericano de señales aprobado por la OEA
No hay comentarios:
Publicar un comentario